Firmar el llamamiento mundial

Funcionarios gubernamentales a nivel municipal, estatal, provincial y nacional, financiadores de proyectos de energía e infraestructura, corporaciones en el sector energético , comités y organizaciones intergubernamentales,

Nosotros, abajo firmantes, solicitamos a que reconozcan el papel fundamental de los ríos para una recuperación justa y verde de la pandemia COVID-19. Los ríos son la base de nuestros sistemas naturales, proporcionan servicios ecosistémicos esenciales y funcionan como una red que proporciona seguridad económica para los más vulnerables en muchos países. Sin embargo, durante generaciones, estas arterias del planeta han sido destruidas por represas, desviadas y contaminadas a un coste catastrófico para las personas y los sistemas vivos de la Tierra. Un nuevo paradigma para el cuidado de los ríos es fundamental, no sólo para preservar las fuentes de agua indispensables para la vida y la salud pública, sino también para evitar que los países perjudicados por la pandemia COVID-19 contraigan nuevas deudas calamitosas, así como para acelerar una transición energética justa y afrontar eficazmente la crisis climática.  

Por eso les pedimos que hagan lo correcto por nuestros ríos, nuestro soporte vital, promoviendo una recuperación verdaderamente justa y verde que:

  • Pone una moratoria sobre nuevas presas hidroeléctricas ;  

  • Aumenta la inversión en energías renovables no hidroeléctricas y en almacenamiento de energía;       

  • Mejora la eficiencia de los proyectos hidroeléctricos existentes en lugar de construir nuevos;    

  • Inicia nuevos planes energéticos que ponen hincapié en soluciones energéticas distribuidas y de menor escala;       

  • Salvaguarda las áreas protegidas, los ríos de flujo natural y los territorios indígenas.       

 

Más de 320 organizaciones de 65 países ya han apoyado el llamamiento mundial.


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“Debemos repensar el futuro de nuestro medio ambiente y enfrentar el cambio climático y la degradación ambiental con ambición y urgencia. Solo entonces podremos proteger la salud, los medios de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición de todas las personas y garantizar que nuestra 'nueva normalidad' sea mejor. ”

- Declaración conjunta de la OIT, la FAO, el FIDA y la OMS

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Apoyo como Individuo

Declaración Ríos Saludables para una Recuperación Justa y Verde


Llamamiento mundial para la protección de los ríos y derechos de las comunidades

La pandemia de la COVID-19 y las crisis sanitaria y económica que de esta se derivan están devastando poblaciones en todo el mundo. Esas crisis provocaron transformaciones sistémicas profundas en el actual sistema económico, energético y alimentario y requieren una respuesta igualmente transformadora, para hacer frente al colapso económico generalizado, el hambre, el desempleo y los daños ambientales con una respuesta centrada en las preocupaciones por la justicia social y la integridad ecológica. 

Los ríos y los ecosistemas fluviales son vitales para la recuperación mundial. Los ríos son la base de nuestros sistemas naturales, proporcionan servicios ecosistémicos esenciales y funcionan como una red que proporciona seguridad económica para los más vulnerables en muchos países de ingresos bajos y medios. Sin embargo, durante generaciones, estas arterias del planeta han sido destruidas por represas, desviadas y contaminadas a un coste catastrófico para las personas y los sistemas vivos de la Tierra. Una de cada tres especies de agua dulce está hoy en día en peligro de extinción.

La trágica pandemia de hoy arroja nueva luz sobre las desigualdades y los desafíos fundamentales de nuestro tiempo, brindando una oportunidad para cambiar en el futuro el rumbo de la degradación histórica de nuestros ríos y sistemas fluviales. Nuestros sistemas naturales son parte fundamental de la vida en la Tierra; durante demasiado tiempo los hemos dado por supuestos, y los hemos explotado para impulsar el beneficio y el desarrollo. Globalmente, entendemos ahora que esta dirección ha sido insostenible.

Un nuevo paradigma en la gestión de los ríos es fundamental, no sólo para preservar los recursos hídricos indispensables para la vida y la salud pública, sino también para ayudar a evitar que los países que se encuentran en quiebra a causa de COVID-19 asuman una nueva y desastrosa deuda, así como para acelerar una transición energética justa y afrontar eficazmente la crisis climática. El actual intento de intensificar la construcción de presas en muchos países de ingresos bajos y medios amenaza ese progreso, una falsa solución energética que la industria hidroeléctrica está promoviendo disfrazada de una recuperación económica "verde".

Un falso camino hacia la recuperación económica es aquel que amplía la deuda paralizante de los países que ya están luchando con un enorme endeudamiento, da prioridad a soluciones tipo "lavado de imagen verde" que desvían los escasos fondos destinados a las alternativas mejores, promueve grandes redes eléctricas centralizadas diseñadas en torno a proyectos destructivos, como megarepresas y combustibles fósiles, debilita las salvaguardias ambientales y sociales y continúa el abuso de nuestros recursos hídricos.

Las presas hidroeléctricas tienen un impacto ambiental y social extremadamente alto: son una solución falsa y no pueden ofrecer una recuperación verde. En contraste, las inversiones en tecnologías solares y eólicas son asequibles, se pueden desplegar rápidamente y pueden crear puestos de trabajo de forma rentable en la recuperación económica. A fin de reconstruir hacia un futuro mejor, los paquetes de incentivos económicos deberían invertir en tecnologías de bajo impacto y en aquellas que beneficien a las poblaciones y ecosistemas vulnerables, y no rescatar industrias destructivas que están perdiendo rápidamente relevancia y financiación.

Exigimos una recuperación que se base en la justicia climática y que proteja los ríos como medios de vida fundamentales - sustentando la biodiversidad, el suministro de agua, la producción de alimentos, los pueblos indígenas y las diversas poblaciones de todo el mundo - en lugar de destruirlos con represas y contaminarlos en busca de lucro y crecimiento económico insostenible.


Exigimos una recuperación económica verde que incluya: 

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Una moratoria sobre nuevas presas hidroeléctricas como paso esencial hacia la recuperación económica sostenible y justa.  Esto debería ir acompañado de una revisión exhaustiva de los sistemas energéticos y los proyectos planeados para garantizar que se dé prioridad a la protección de los ecosistemas fluviales y a los medios de vida y las economías de las comunidades que dependen de ellos.

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Un rápido aumento de la inversión en energías renovables no hidroeléctricas y en el almacenamiento, junto con una política que facilite la inversión privada. La inversión debería impulsar los proyectos de energía renovable, poner en marcha la conectividad centralizada y distribuida, crear puestos de trabajo y proporcionar una electrificación de bajo costo y bajo impacto a quienes sufren de pobreza energética. Los gobiernos pueden utilizar los incentivos y las subvenciones para fomentar la inversión en la cadena de valor ascendente en la fabricación y el montaje de energía renovable local.

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Mejoras en los proyectos hidroeléctricos existentes para aumentar la eficiencia en lugar de construir nuevas presas. Esto puede incluir la adaptación de las turbinas, la mejora del almacenamiento por bombeo y la integración con la energía eólica, solar y con otras innovaciones energéticas. Las mejoras deben ir acompañadas de medidas concretas para reducir los daños a los ecosistemas acuáticos y a los medios de vida locales mediante una fuerte mitigación y compensación. La demolición de presas y la restauración de los ríos deben llevarse a cabo cuando no se puedan mitigar eficazmente los efectos sociales y ambientales adversos de las presas existentes.

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Inversión en infraestructura ecológica que proteja y restaure los ecosistemas fluviales y la biodiversidad, junto con las leyes que rigen la protección del agua. Para asegurar la prioridad de los servicios de los ecosistemas y las oportunidades de empleo para las comunidades locales, facilitar el diálogo entre el gobierno, el sector privado y los usuarios indígenas y comunitarios del agua. Las inversiones en infraestructura ecológica y energía renovable deben estar en consonancia con las normas de derechos humanos y las salvaguardias ambientales y respetar el derecho de los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales a la consulta y el consentimiento libres, previos e informados.

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Nuevos planes de desarrollo energético que hagan hincapié en la inversión en la conservación energética y la eficiencia, la modelización participativa basada en la demanda y las opciones de energía inteligente y distribuida y miniredes ubicadas cerca de las fuentes de energía y de los usuarios finales, con especial atención a las redes comunitarias y a la ampliación del acceso a la energía. Los gobiernos deberían frenar los proyectos hidroeléctricos costosos y de larga duración para revisar y actualizar los planes energéticos y reevaluar las opciones de electrificación, asegurando la transparencia y la participación del público en todas las etapas de la planificación y la ejecución.

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Salvaguardias para las zonas protegidas en los planes de fomento y recuperación. Esto incluye la adopción de políticas que definan zonas "intangibles" para inversiones ambientalmente destructivas en espacios protegidos, hábitat de especies vulnerables y en peligro de extinción, ríos de flujo natural y territorios de pueblos indígenas y de otras comunidades tradicionales. Identificar y parar los usos destructivos y las presiones en los espacios protegidos. En lugar de dar marcha atrás en la legislación existente, los gobiernos deberían reforzar las políticas de protección de los ríos, la biodiversidad y los derechos de las personas. 

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